Editors no dejan a nadie indiferente – Razzmatazz 16/11/15

Habiéndome empapado durante el último mes de la vida y milagros de Editors (por qué no lo hice antes, I don’t know), me uní a la celebración del 15º aniversario de la sala Razzmatazz este lunes asistiendo a un fabuloso concierto de la mano de los ingleses liderados por Tom Smith. Mariposas en el estómago la semana anterior. Mariposas en el estómago la mañana del lunes. Mariposas en el estómago esperando en la cola. Las mismas mariposas que sentí antes de ver a Placebo por primera vez.  Y eso podía ser o bueno o muy bueno.

A pesar de tener presentes aún los ataques terroristas del viernes anterior en París, uno de ellos en la sala de conciertos Bataclan, y pensar que un día de estos la daga de la muerte podía hacer acto de presencia en cualquier sala barcelonesa, entré dispuesta a disfrutar de la emoción de poder ver a los cada vez más depechemodeizados Editors. Tal es así que las últimas setlists me hacían intuir que se avecinaba un concierto en que la sombra del estilo musical de uno de mis grupos favoritos de siempre, Depeche Mode, estaría muy presente en la defensa del recientemente publicado In Dreamálbum del que interpretaron siete de los diez temas, como aquel que dice, recién salidos del horno. Eso sí, se trató de una defensa aderezada con las dosis adecuadas de las piezas clave de su discografía anterior, más rockera, con menos peso de sintetizadores, echando mano, sobre todo, de The Weight Of Your Love. Mi intuición iba bien encaminada, como también parece ir la evolución en el estilo de la banda de Birmingham.

Tras la aparición destacable de The Twilight Sad, teloneros que actuaron con una iluminación bastante pobre (o que se lo pregunten a los sufridores fotógrafos acreditados) pero que no restó intensidad a la actuación, la solemne a la par que delicada “No Harm“, primer tema de In Dream, daba el único pistoletazo de salida que, afortunadamente, se oyó durante la velada. Un inicio solemne con un Tom Smith introspectivo, acompañado de sus soldados que se enfrentaban a hora y cincuenta minutos de duelo con setlist exquisitamente seleccionado.

P1080013
Tom Smith. Grande. 

Tema tras tema, asistimos a una ejecución vocal impecable de Tom Smith, sin necesidad de desgañitarse, centrándose en la correcta proyección vocal, y del teclista, guitarrista secundario a la vez que destacable corista Elliott Williams. La máquina de precisión que es Editors cautivó al público sin ningún atisbo de duda, echando mano de todo el armamento propio que tienen digno de ser exhibido en un concierto. Fue este un concierto estudiado al detalle, con temazo tras temazo, sin ningún relleno, y en que los temas de siempre sonaron frescos y electrizantes. Como colofón de la noche, unos bises fiesteros con “Ocean Of Night” y “Papillon“, muy New Order ella, y el irónico toque bélico en la letra aunque tremendamente ceremonial en lo musical de Marching Orders“.

Destaco de esta actuación y otras de la banda cómo funciona su maquinaria de conjunto, en que el peso de buscar una respuesta físico-vocal de parte del público recae, sobre todo, en el lenguaje no verbal del multiinstrumentista Elliott Williams, del batería Ed Lay y del bajista Russell Leetch y, en menor medida del primer guitarrista (en esta ocasión, sustituto por reciente paternidad del oficial), cosa que permite que Tom se centre en proyectar la voz y ejecutar las melodías con precisión milimétrica mientras que Elliott Williams demuestra ser el jack-of-all-trades que, sobre todo con sus coros, provee los temas de un cuerpo envolvente sorprendente. No os dejéis engañar por cómo suenan sus aportaciones vocales en algún vídeo de estos que corren por YouTube en que su apoyo vocal puede llegar a rayar lo molesto.

P1080243
Mucho ojito con Elliott. 

Si de algo tengo que mostrar mi insatisfacción de este concierto es de la escasez de “fuegos artificiales” en la iluminación o de alguna pantalla colorista, que – aunque prescindibles – le dan el toque final que todo concierto de rock necesita. Entre poner las discretas barras de iluminación situadas al fondo y no poder nada, casi que me quedo con el estilo scandi minimalista. No obstante, la contención en el despliegue erótico-festivo de su puesta en escena es lo que hace posible que Editors siga siendo una banda cercana, con entradas de precio razonable, más carne de festival que de grandes estadios. Conste, no obstante, que no le faltan temas para hacer corear un estadio entero, como quedó demostrado por el público de Razz en los intervalos instrumentales que los asistentes llenaron con coros espontáneos.

Comparando conciertos no demasiado antiguos (2013, por ejemplo) con los Editors actuales, apreciamos que el rol y posición adoptados por todos los miembros de la banda ha sido clave para, poco a poco, dejar brillar a Tom Smith con luz propia y dejarle desplegar todas las armas de seducción en su haber. Lejos de mostrarse como un saltimbanqui rockero (y no será porque “The Racing Rats” o “Munich” no se presten a ello). Y es que la actuación de Tom Smith no dejó a nadie indiferente. A la salida, oí hasta cuatro parejas enfrascadas en un mismo tema: el poder hipnotizante de no tanto la voz (que a mí me maravilló) sino de las contorsiones – en contadas ocasiones imposibles – del vocalista principal, a las que yo añado el poder comunicativo de sus delicadas manos tremendamente expresivas. Me sorprendió, no obstante, la verbalización de dicha puesta en escena, pues mientras el sector femenino se mostraba claramente atraído por la sensualidad de los movimientos del inglés, hasta el punto de preguntarse por su estado civil, los acompañantes masculinos, aunque sin discrepar abiertamente, la atenuaban con frases como “se cree un poco Dios” y “da un poco de rabia” que, a mi ver, no son más que un velado “con tal rival, empiezo la lucha con la batalla perdida” manifestando así en el fondo (y en la superficie) su también profunda admiración por Tom Smith. Para quitarse el sombrero y no volvérselo a poner hasta que vuelvan. Pronto, please.

Ver galería de imágenes.