Primavera Sound 15 – Días 2 y 3

Jueves 28 de mayo

Digamos que el segundo día del Primavera fue bastante olvidable. Primero, Mª del Mar, cóscate que Acollective no es ninguna abreviación de Animal Collective, que sí te gustan, y por eso fuiste y te encontraste lo que te encontraste. Y luego, pues eso que te paseas de escenario en escenario a ver qué ves u oyes perdiéndote lo que según los medios fue el conciertaco de la noche, Antony and The Johnsons (aunque los asistentes también reportaban otros grandes momentos – para gustos, colores). Con un solapamiento que hacía daño (The Black Keys y Chet Faker), opté por los primeros, que resultarían ser el momento “meh” de la noche. Les faltaban ganas, sobraban los silencios entre canciones, la interacción con el público brilló por su ausencia y la calidad del sonido tampoco era nada del otro jueves.

The Black Keys

Tras The Black Keys, un poquito de James Blake para poder decir que lo has visto ni que sea un ratico y que sabes de qué palo va. I cap a  casa hi falta gent, que demà has d’anar a treballar.


Viernes 30 de mayo

Tras el frustre del jueves, Damien Rice no solo compensó el bajón, sino que lo superó con creces. OMG. Él solo, con su guitarra y un looper utilizado a la perfección con multitud de recursos corporales, musicales y vocales, llenó un escenario que no tendría ninguna iluminación hasta que cayera la noche. Una vez más, el talento demostró que no necesitas fuegos artificiales para poner los pelos como escarpias, la gallina de piel y hacer que te frotes los ojos para poder comprobar que lo que estás viendo – y oyendo – es real. Damien Rice, el padre musical de Ed Sheeran (solo hace falta escuchar “Give Me Love” del ginger y “I Remember” del susodicho), se mostró tímido y fue a por faena. Los asistentes, numerosos; pues era su primera vez en Barcelona. No estuvo demasiado parlanchín el irlandés (cosa que hubiera quizás ayudado a acercarlo un poquito más al público, como hace mi queridísimo Glen Hansard), pero estuvo de quitarse el sombrero de todos modos. Hubiera sido ya la bomba que lo hubiera acompañado la dulce Lisa Hannigan. Habrá que ver si en sus giras propias se hace acompañar y seguirle la pista.

Damien Rice

Tras escuchar de relleno a las Sleater Kinney y de lejos a Ride, que presentaron un buen set, llegó el otro gran esperado momento de este Primavera para mí: Alt-J. Para quien no los conozca, Alt-J es un grupo de indie rock experimental que, o te gustan, o no soportas, especialmente teniendo en cuenta la voz de Joe Newman, su cantante principal. Y a juzgar por los miles de asistentes a su concierto su música disonante en ocasiones no solo gusta sino que hizo que no pudiéramos parar de ondear brazos, cuerpo y cabeza, que por alguna razón inexplicable, al escucharlos, uno baja automáticamente para mirar el suelo y así, deduzco, poderse concentrar en las ondas musicales que van y vienen. Que el público coreara de pe a pa sus letras confirma también que el éxito mundial de los de Leeds no es porque sean buenos sino lo siguiente. Suenan incluso mejor que en disco, que ya es decir. Casi estáticos y en línea sobre el escenario, con un backdrop luminoso espectacular a sus espaldas, demostraron que una buena percusión puesta en lugares a veces inesperados y unos teclados característicamente oníricos y efectistas, más unas letras con contenido a veces pasado de vueltas, gustan, y que con solo dos discos, pueden mover masas. Y en esta ocasión, no sólo por postureo primaveral.

Alt-J

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